Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un tapiz https://tiffanyzkyc175336.elbloglibre.com/38701095/por-qué-zidane-le-dio-un-cabezazo-a-materazzi